Agustina Puricelli
Agustina Puricelli nace en medio del campo cerca de O´Higgins, Argentina en 1995. El contacto temprano con la naturaleza le brindó los símbolos que trazan su obra: la crudeza de la descomposición y la caótica forma en que las cosas mutan y se manifiestan.
A los quince años se refugió en el taller de la artista Maria Orsini para darle entidad a los paisajes que la rodeaban y, en grandes bastidores, fijó el movimiento de los yuyos y cañaverales- imágenes que más tarde regresarían en su trabajo fotográfico.
Se mudó a Buenos Aires para estudiar Letras mientras seguía buscando el lenguaje más exacto para aquello que necesitaba decir: encontró la fotografía química. En su trabajo aborda cuestiones ligadas al olvido, el deterioro del material fílmico y la pulsión de muerte en las imágenes.
El proceso de su obra es casi tan importante como el resultado. Espera siete meses para que sus fotogramas se descompongan en tierra fértil, construye con elementos del paisaje dispositivos que le permitan fotografiar o crea instalaciones que atenten contra su archivo personal.
Habitó diversos espacios de formación como la clínica de Rosana Schoijett en la Universidad Di Tella, el Programa de artistas Gachi Prieto y el Programa Latinoamericano Proyecto Imaginario.
De su relación con la literatura guardó lo poético, de sus viajes sola atravesando el continente una mirada espiritual y del contacto con la naturaleza la certeza de que todo está destinado a desaparecer.